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martes, 7 de diciembre de 2010

"La incisión convexa"

Le tenía a escasos tres metros. Veía su lado izquierdo. Iba vestido con un traje negro, seguramente de Armani. Su cuerpo fibroso de sesenta años se mantenía erguido frente a un auditorio expectante: simuló poner en orden sus papeles, carraspeó, tomó el vaso de agua para beber un sorbo y con estudiada desgana lo dejó sobre la servilleta. Regresó a sus papeles, miró al público de soslayo y empezó su discurso sobre la incisión convexa. Enseguida me desentendí de su dialéctica, pensé en las víctimas que habían sido necesarias para que el doctor Armaguedón –hoy reconocido neurocirujano- estuviera encaramado en lo más alto de aquel atril de La Universidad Central. Tuve un amago de arcada, fue leve pero muy agria que me dejó la boca seca y el cuerpo revuelto. Por miedo a vomitar me abstuve de oírle y de mirar su perfil. Puse todos los medios para tranquilizarme. Me notaba empapada por un sudor espeso y, de repente, empezó a dolerme el hemisferio izquierdo, justo en el lugar donde hace años el doctor Armaguedón, sin consultarme, me hizo su famosa incisión convexa. Me palpitaba la herida cuando le saludé en medio de los brindis de cava, las sonrisas y las pastas asociadas. No me reconoció, había pasado mucho tiempo, pero yo le hice memoria: aproveché la ocasión para mostrar mi incisión en público, para manifestar que lo mío había sido una auténtica salvajada y, para exigirle, que teníamos que hablar de futuro; ¡De mi futuro! Curiosamente, el doctor Armaguedón, sin cortarse un pelo, se enroscó en mi cadera y, como si de una clase magistral se tratase, mostró ante el público asistente al acto que después de la incisión convexa era posible bailar el tango. ramon freixenet estol 2010 2on premi de narrativa dels jocs florals de "La sedeta" (BCN) 

5 comentarios:

  1. ¡Como se puede narrar tanto,con tan pocos parrafos!Sencillamente,perfecto.

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  2. He leido algo sobre la forma en que estos idolatrados especialistas en psiconeurocirugia, tratan los trastornos emocionales del ser humano. Creo, que desafortunadamente este caso no es el único, ni el primero, ni probablemente el último. Lo más conmovedor de su malévola actitud, es que no tienen escrúpulos en confesar abiertamente y en público, que no tienen ni idea de como tratar realmente ese tipo de trastornos. Sin embargo, tampoco los tienen para clavar sus herramientas en el cerebro humano. Pero, en busca de qué? Hace años en Australia, clausuraron y arrestaron a todo el equipo medico de un psiquiatrico por abusos de este tipo. Quizás en este país va siendo hora de que alguien les ponga en su sitio

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  3. Esta narración me desvela el daño que el ser humano es capaz de provocar, seguido de la ignorancia premeditada.
    La descripción, el clima, la atmósfera, el dolor y la ironía en tan pocas palabras, hacen de este relato un saco pequeño pero muy pesado.
    Me gusta!

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  4. Siempre que releo esta narración, vuelven a aparecer en mi cerebro mil escenas: todas las que se sugieren en ella, e incluso más. Es porque tiene la virtud de sugerir tanto, que es como la chispa que pone en marcha el fuego de la imaginación. Tiene, además, la virtud de remover todo lo que el ser humano posee de empatía. Por algunos instantes, te obliga a ponerte en lugar del narrador.

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  5. Inma:muchas gracias, celebro que té haya gustado. Besos des del noreste peninsular.

    Rafa:supongo que debes tener razón, no obstante, sólo he pretendido contar un cuento. Saludos.

    Eva:per a tu un sac ple de petons.

    Emilio: agradezco tu letra amable. A mi también me han gustado tus "Ladrillos rotos". Un abrazo.

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